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Título: Amantes silenciosas - Autor: Débora de Manuel

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Mensaje  Admin Miér Abr 07, 2010 9:41 am

Desnuda frente al espejo susurro con calidez su nombre. Al mismo tiempo, mis recuerdos
se apoderan de mis deseos de ser nuevamente poseída por Adrián. Al ver mi figura reflejada, mis
manos comienzan a deleitarse recorriendo mi piel morena que realza mis senos ovalados, como
unos limones maduros con sus puntas erectas apuntando al cielo, esperando algún roce que me
deleite. Más abajo un piercing adorna mi ombligo incitando a ser lamido para darme placer en
cada cimbreo. Mis ojos rasgados resplandecen tras el cristal haciendo su celeste más limpio al
contemplar mi pubis; en parte rasurado que deja entrever una franja a modo de señal, anunciando
dónde está mi secreto más preciado. Las curvas de mis caderas se prolongan serpenteantes en
perfecta armonía hasta llegar a mis tobillos, donde las hebillas de los zapatos de tacón de aguja
se abrochan, regalándome aún más la sensación de largura de mis piernas, alentándome a
acariciarlas. Cerré los ojos y mi mente me desplazó a aquellos momentos donde todo empezó.
Fue el ruido de los de las mudanzas lo que me despertó y me asomé a curiosear, pero no advertí
nada interesante, a pesar de que eran chicos jóvenes y atléticos, con sus camisetas ajustadas y
mojadas por el esfuerzo que marcaban sus músculos. Al salir a la calle y al girarme tras cerrar la
puerta, me encontré de frente con aquel hombre que subía hacia su nueva casa. La impresión que
me provocó el tenerle tan cerca y contemplar aquellos ojos tan intensos, me hizo intuir lo que
podría ser su interior. Experimenté algo que nunca había imaginado. Disculpándose me cedió el
paso pero algo sucedió que me quedé paralizada unos segundos, los cuales él aprovechó para
presentarse.
-Hola soy Adrián su nuevo vecino- dijo mientras me tendía la mano.
-Hola, yo soy Eva-. Al escuchar su voz, sentí perturbar algo dentro mí
La calidez de su mano y la delicadeza con la que me la tomó casi me hicieron estremecer
y más aún, cuando se quedó mirándome a los ojos y presentí que él había intuido en mí la
atracción que había provocado. Sin saber que decir salí atropelladamente hacia la calle, sabiendo
que miraba como me marchaba. En esa huida quise evitar el movimiento de mis caderas, pero
cuanto más lo pensaba menos dominaba mi culito que se balanceaba provocativamente
haciéndome ruborizar.
Habían trascurrido unas semanas en las cuales cada día le veía salir. Al principio buscaba
una respuesta a esas sensaciones que experimentaba. No podía creer que mi corazón se hubiese
fijazo en un hombre mayor que podría ser mi padre, en cambio esa mezcla de cabellos negros
adornados de blanco lo hacían ser tan interesante…
Alguna vez en la cocina le veía desde mi ventana y no podía resistirme a acariciarme,
imaginando que él me veía mientras desabrochaba mi blusa liberando mis pechos para
acariciarlos. Cerrando los ojos, me dejaba llevar por esas fantasías en las que jugaba con mi
cuerpo usando juguetes que improvisaba de la cocina. Como lo fue la maza de madera que me
deleitó en infinitas ocasiones con múltiples orgasmos. Pero nada se pudo comparar con la
sensación de sentirme amenazada con una navaja con la que Adrián robaba mi voluntad para
poseerme. Mi cuerpo languidecía sólo de pensar que estuviera viéndome masturbar. Aún
recuerdo como me humedecía con cada pensamiento que tenía. No podía creer que sólo unos
pensamientos pudieran hacerme sentir tales goces y esos mismos, me animaran a acercarme a él.
Regresaba aquel día de trabajar, cuando percibí que entraba al portal del edificio
acompañado de una chica de mi edad que parecía muy feliz jugueteando con sus manos. La sentí
mi competidora y más aún al verla tan guapa y atractiva. No sé que me pasó pero mis celos
brotaron rabiosos, a pesar de saber que no era nada mío. Él le abría la puerta de entrada
cediéndole el paso, mientras lo hacía giró su cabeza para mirarme; creo que imaginó lo que mis
ojos reflejaban a pesar de regalarle una sonrisa imitada. Pensar que pudiera ser su novia me
irritaba, pero lo que sentía como un engaño curiosamente removía en mí el deseo de poseerle y
sin saber porqué, se humedecía mi sexo. Estaba dispuesta a saber todas las respuestas a mis
preguntas y para ello debía buscar una situación adecuada.
Aquel día, sabiendo a la hora que llegaba, le esperé impacientemente sin saber que podía pasar.
Al oír que entraba, abrí mi puerta aparentando que salía, cuando Adrián me saludó con una
sonrisa y nos miramos. En aquel momento deseé que la tierra me tragara, me flaquearon las
piernas aunque lo disimulé apoyándome en la puerta. Durante un minuto nos quedamos en
silencio, parecía que el mundo se había parado para nosotros y sin saber qué decir, esperé a que
él dijera algo. Al poco su voz relajada rompió el momento.
-Eva, creo que compartimos un mismo sueño ¿Querrías hacerlo realidad conmigo?
Parecía como si nuestras mentes se hubiesen unido en ese instante, pues sin dejar de
mirarle asentí con la cabeza y él me ofreció su mano para acompañarle a su casa. Nada más
entrar rebusqué alguna señal femenina mientras él se plantaba frente a mí, cuando le pregunté:
-¿Quién era aquella chica tan guapa que iba contigo?
- Gracias, es mi hija -Tras una pausa añadió- Que me visitó para conocer mi nueva casa.
Tuvo que notar como mi expiración fue larga y relajante. Acto seguido me enseñó su
cocina y mi mirada se clavó justamente sobre dos objetos que fueron fruto de mis fantasías. Creo
que en ese momento debió notar como me ruborizaba. Alcanzó a cogerlos y pensé que era para
guardarlos, cuando insinuante, me mostró la maza que aún tenía la etiqueta puesta y dijo:
-La compré pensando que la podría necesitar.
Aquella respuesta me puso nerviosa y por inercia respondí un largo “no” que después
cambié a un suavizado “sí”. En cambio el estilete lo cerró y sin dar importancia lo guardó en su
bolsillo. Aquella acción creó en mí una sensación cálida, notando que empezaba a humedecerme.
Segundos más tarde se acercó y sin mediar palabra, acomodó sus labios entre los míos con tanta
pasión como lo había soñado. Me dejé llevar por su lengua que penetró en mi boca provocando
un escalofrío que recorrió mi cuerpo. Sus brazos me rodearon elevándome para caminar. Abrí
mis piernas abrazándole la cintura mientras gozaba de aquel primer beso. Me llevó a su alcoba
depositándome en su cama. Las sábanas eran de seda, todo el entorno parecía preparado para
pecar. El deseo rabioso se apoderó de los dos con un nuevo beso y comenzó a quitarme la blusa
dejando mis pezones puntiagudos al fresco. Sin dejar de sentir su lengua batiéndola en mi boca,
me sujetó las manos llevándolas al cabecero de la cama y pude ver como se quitaba la corbata
para anudar mis manos contra el metal; pensaba que me lo había leído de la mente. Cuando
empezó acariciar mis pechos supe entonces que no podría resistirme. Mas aún cuando su lengua
empezó a deslizarse por mi barbilla para bajar por mi cuello que aprovechó para mordisquearlo.
Su aliento sobre mi piel me excitaba más a cada instante, poco a poco sus labios se posaron en
mis pezones castigándolos con lametones que los hacía cimbrear. Yo deseaba que los mordiera,
ya que si lo hacía sabía que podía sentir un orgasmo. De repente paró de lamer un segundo.
Inquieta por esa pausa le miré y vi como sacaba el estilete de su bolsillo. El filo de su navaja
brilló y lo llevó a su boca para lamerlo, después lo acercó a mis pechos y pude sentir el tacto frío
del acero. La excitación mezclada con el peligro hacía el momento muy erótico. Tuve que cerrar
los ojos y confiar en él, de otra manera hubiese gritado. Poco después acercó su navaja a mi
cuello donde sentí la punta penetrar y la hoja deslizarse, un ínstate después la sensación de que
un líquido cálido bajaba hacia mis pechos me alertó pero no había sentido dolor, al contrario, aún
estaba más excitada cuando noté que una gotas caían en mis labios y abrí los ojos, esperando ver
la punta del estilete impregnada de sangre, cuando comprendí que lo que caía era algo que
supuse que sería su propia saliva. Le miré un instante mientras nacía de mi interior una reacción
salvaje, que me llevó a elevarme para besarle. Pero la pasión se volvió furia y le mordí el labio,
rajándoselo. La sangre brotó con rapidez y al apartarme noté su sangre caliente en mis labios,
pero él ni se inmutó. Mientras yo me relamía seductoramente, él terminaba de quitarme la ropa al
mismo tiempo que me abría de piernas y se desnudaba dejándome ver lo que tanto anhelé desde
mi cocina. Arrodillándose ante mi cuerpo, acercó su rostro dejando caer unas gotas de sangre en
mis labios. Muy excitada las relamí. Mis ansias buscaron sus labios para secarlos y mientras él se
posicionaba encima de mí, iba adentrando su pene lentamente en mi interior estremeciéndome.
Profundizaba con su deliciosa verga llenando mi pozo húmedo al mismo tiempo que yo lamía
sus labios como una gatita sometida. Cuando creí que terminaba de penetrarme, de golpe sentí
como empujaba con fuerza metiéndome hasta el final de su hermoso rabo. Aquello hizo que
lanzara un gemido y que mi cuerpo se doblegara ante tanto vigor. Una tras otra fueron
sucediéndose las sacudidas elevando mi gozo, que zarandeándome con sus embestidas salvajes
los orgasmos fueron sucediéndose sin pausa hasta que perdí la conciencia. Quise regalarle algo
tan preciado como lo que él me había estado dando durante largo tiempo y como entendiéndolo,
me soltó de mis deseadas ataduras. Me posicioné de espaldas a él con las manos sujetando el
metal del cabecero e hincado las rodillas en la cama, dejé mis nalgas expuestas a su merced.
Empezó a recorrer mi espalda con su labios buscado el lugar de mi regalo. Al llegar a mi culito
lo besó y dio unos mordiscos que me encantaron. Tras aquello, sentí como sus manos azotaban
mis cachetes con rigor y eso alimentó aún más mis deseos. Grité de placer al sentir como
también era azotado mi clítoris que estaba en su plenitud. Volvieron mis orgasmos cuando sus
labios se sumieron en mi sexo lamiendo cada milímetro de la piel y secando mi lago caliente con
su lengua. Cuando noté que la humedad de la punta de su lengua penetraba en la oscuridad de mi
culito, aquello me sobrecogió tanto que yo misma empujaba para que la introdujera más
profunda. Durante un rato sentí morir de placer y pensé que no podría resistir más, hasta que de
repente cesó con su lengua. Tomó su regalo con ternura poniendo la punta de su pene en la
entrada de mi culito. Fui sintiendo como presionaba lentamente abriéndose paso centímetro a
centímetro. Dejándome penetrar perdí la cordura, enloquecí de placer cuando llegó al tope y sentí
como sus testículos golpearon mi clítoris. Miré su rostro que denotaba furia por empezar a
poseerme con rabia, pero supe que antes quería hacerme sufrir en esa lentitud para que le
sintiera. Sus movimientos fueron acelerándose y su ímpetu parecía querer partirme en dos. El
placer era tan inmenso que ya no tenía fuerzas para sujetarme y me dejé caer. Durante un tiempo
todo se repitió hasta que noté que Adrián no se haría esperar y ayudándole moví mis caderas
presionando su cuerpo contra mí, hasta que ambos nos unimos en gritos de placer como si de dos
lobos se tratara.
Al sentir la lluvia cálida de su semen correr en mi interior, la felicidad inundó mi ser y las
embestidas fueron mas furiosas que nunca, hasta que nos quedamos exhaustos. Durante largo
tiempo permanecimos en aquella postura que con besos tiernos logramos hallar la paz en aquella
tormenta de pasión.
Aquel día, antes de salir, me puso sus llaves en la mano y dijo:
-¿Volverás?
Sin responder las guardé y me fui dándole un último beso.
Hoy tuve la necesidad de ir a su casa y ponerme frente al espejo para recordar
acariciándome aquellos momentos. Sabía que Adrián no regresaría hasta por la tarde y fue al oler
un aroma conocido y deseado para mí, lo que me despertó de aquella maravillosa sensación. Abrí
los ojos y pude ver que él estaba allí contemplándome como si me hubiese leído la mente. Supe
entonces que viviría una nueva pasión con él.

** Relatos publicados con el consentimiento de sus autores. Prohibida la reproducción total o parcial.

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Mensaje  senorsuerte Lun Abr 19, 2010 4:27 pm

hola amiga
no me conoces,tambien tengo un texto en competencia con el tuyo en un concurso hermoso del cual su premio poco importa... lo que si me importa es que ... sí te he leído, sí te he saboreado, y sí te he admirado...

¿ que tiene tu sublime texto ? ....

Tiene deseo sexual ... tiene imaginacion de situación erotica ... tiene facil lectura... tiene una increible facilidad y riqueza lexica bien sincronizada y aplicada para alcanzar el proposito del autodesahogo de tus fantasías, que puede ser tuya propia ó no , eso no importa, pero lo que me ha apasionado es tu buena capacidad global literaria...FAS-CI-NAN-TE ¡¡¡¡¡

Bueno nena me presento ....soy el señor suerte... soy de Vigo ... tambien participo con un imaginativo pero menos PROFUNDO relato, TAL VEZ ME INCLINO MAS POR LA LEYENDA ROMANTICO EROTICA ( mi erotismo tiende a la ficcion novelesca ) en este concurso mi texto se titula PASION EN LA TOSCANA... LEELO SI LO DESEAS, y mi blog donde escribo mi primera novela por si la quieres leer es HTTP://SENORSUERTE.BLOGSPOT.COM ... EL AURIGA DE DELFOS ( OJO ES UN BORRADOR RAPIDO QUE DENTRO DE MIS POSIBILIDADES DE TRABAJADOR ESCRIBO A RATOS ...ESTA CON FALLITOS Y FALTA POR PULIR ...PERO YO ME DIVIERTO CON ELLA)

Si te animas a leerme ahi estoy ...y si te animas a contactar conmigo estoy aqui SENORSUERTE@HOTMAIL.ES

BESOS DE TU ADMIRADOR.... LITERARIO CLARO... SUERTE ES MI LEMA ... ASI QUE SI NUNCA CONTACTAS CONMIGO ....AMIGA ...QUE LOS DIOSES GUIEN TU SENDA ... SE LIBRE Y ALEGRE EN LA VIDA Y CON LA PASION QUE TU TEXTO REFLEJA...HASTA PRONTO

senorsuerte

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